(Translated by Google) On the recommendation of an acquaintance, I arrived today at a true gastronomic gem that is hidden in the vicinity of Parque de los Berros in Xalapa. It is about the “Serrano” Restaurant, a small place that extends to much further than its deceptively small entrance on Diaz Mirón street towards the university area. Personally attended by its owner, Chef Marcopolo from Xalapa, who was attentive all the time so that we were pleased with the selected dishes. This nice place, which gives the impression of having no pretensions, evokes those Spanish restaurants in Mexico City where there is a menu and the diner selects what he likes to bring to his palate at a more than reasonable price. The surprise was great, it had been a long time since we had eaten something so good and of such quality. In this price-quality relationship, the winner is the customer.
We tasted an excellent pasta soup and a seafood tart, with a cover adorned with shrimp, highlighting the cooking point and quality of the tart. The filling was very good, with a good bed of green salad with hints of tomato and carrot.
It is true that the site is a bit small and that the weekends rest. The food is excellent, every dish you try makes you want to try another. The atmosphere is 100% familiar and quite comfortable. A highly recommended place to go with friends or family to eat, the coffee is very good, perhaps the only thing that was missed was a slightly more extensive dessert menu. Do not stop knowing and recommending this site, it is worth supporting the local economy.
(Original)
Por recomendación de una conocida llegué hoy a una verdadera joyita gastronómica que se esconde en las cercanías del Parque de los Berros en Xalapa. Se trata del Restaurante “Serrano” un pequeño local que se extiende hasta mucho más al fondo de lo que parece su engañosa pequeña entrada en la calle Diaz Mirón rumbo a la zona universitaria. Atendido personalmente por su dueño el Chef xalapeño Marcopolo, quien todo el tiempo estuvo atento a que resultáramos complacidos con los platillos seleccionados. Este simpático lugar, que da la impresión de no tener mayores pretensiones, evoca aquellos restaurantes españoles de la ciudad de México donde se tiene un menú y el comensal selecciona lo que guste llevar a su paladar a un precio más que razonable. La sorpresa fue mayúscula, hacía tiempo que no comíamos algo tan bueno y de tanta calidad. En esa relación calidad precio el ganador es el cliente.
Degustamos una sopa de pasta de excelente factura y una tarta marinera, con una cubierta adornada por camarones, a destacar el punto de cocción y calidad de la tarta. El relleno estuvo buenísimo, con una buena cama de ensalada verde con toques de tomate y zanahoria.
Si es cierto que el sitio se hace un poco pequeño y que los fines de semana descansan. La comida es excelente, cada plato que pruebas, hace que quieras probar otro. El ambiente es 100% familiar y bastante cómodo. Un sitio muy recomendado para ir con amigos o la familia a comer, el café muy bueno, tal vez lo único que se extrañó fue una carta de postres un poco más abundante. No dejen de conocer y recomendar este sitio, vale la pena apoyar la economía local.